“Abu” de Mario
“Siempre están al lado de los niños, acompañándoles, ayudándoles, apoyándoles, enseñándoles y respetando la diversidad así como los diferentes ritmos en el desarrollo individual de cada niño”.
Hace unos años cuando buscábamos escuela para Mario, gracias a las recomendaciones muy positivas que nos llegaron por diferentes vías, decidimos asistir a las Jornadas de Puertas Abiertas de la E.I. Javier García Pita. Desde el primer instante tuvimos la sensación de que aquel lugar era especial: se percibía un ambiente fantástico, se respiraba un aire fresco, dinámico, alegre y se apreciaba un entorno lleno de vida, luz y color. Nos gustó que el centro adaptara los recursos humanos y materiales a proyectos educativos innovadores y valoramos muchísimo el ofrecer un contacto estrecho y constante con las familias.
Pasados unos días, Arancha, la directora, con la amabilidad y generosidad que le caracteriza, nos atendió de forma particular en su despacho. Junto con Marisa, la psicóloga, recibimos una información más concreta y específica sobre los servicios que nos podían ofrecer para cubrir las necesidades educativas especiales de Mario. Salimos muy satisfechas de la reunión ya que nos transmitieron la paz, tranquilidad y confianza que buscábamos y necesitábamos. ¡Unas extraordinarias profesionales, con una gran empatía! En aquel momento ya nos quedó muy claro que habíamos encontrado el mejor centro para Mario.
Transcurridos cuatro años, ahora nos toca marchar, por eso nos gustaría, como familia, compartir nuestra grata experiencia en el que cariñosamente hemos llamado “La Pita”. Sin duda, fue una decisión muy acertada. Al ser un centro pequeño, ayuda a crear un entorno más amable, cercano, acogedor y familiar tan fundamental para niños de estas edades tan tempranas.
Cabe destacar que tiene un excelente equipo pedagógico formado por profesionales volcados en su trabajo, vocacionales y comprometidos. Siempre están al lado de los niños, acompañándoles, ayudándoles, apoyándoles, enseñándoles y respetando la diversidad así como los diferentes ritmos en el desarrollo individual de cada niño. Ha sido reconfortante encontrar este centro donde no solo se hace hincapié en los valores, la educación emocional, la convivencia, el trabajo en equipo, el aprender a través del juego, sino donde también se fomenta la creatividad y la autonomía de cada niño.
Cada alumno tiene un ritmo evolutivo y de trabajo diferente, distintas potencialidades y capacidades emocionales e intelectuales, y esta escuela se adapta a cada uno de ellos para cimentar un edificio sólido integral velando tanto por el crecimiento emocional como intelectual.
Estamos encantadas y muy agradecidas de la gran labor realizada por cada uno de los diferentes miembros que componen la maravillosa familia de “PITA”. Mario ha progresado, ha madurado y ha aprendido mucho, pero, sobre todo, ha sido muy feliz.
Abuela de Mario, alumno con TEA de la E.I. Javier García Pita.